Los usuarios tardan un mes en elegir su ‘smartwatch’ ideal

Los principales factores que determinan la compra son la capacidad para resistir la acción del agua y la duración de la batería.

Los dispositivos wearables se han expandido entre los usuarios por su condición de dispositivo tecnológico portátil y fácil de usar que se integra en su día a día, incluyendo la gestión de la salud, pero también como artículo de moda.

Según el Smartwatch Market Insight Report de Huawei, todos los consumidores tienen motivaciones similares a la hora de tomar una decisión de compra de un reloj inteligente. Esperan poder confiar en el dispositivo elegido, siendo factores importantes la resistencia al agua, la duración de la batería y la compatibilidad con otros gadgets.

De hecho, un 67 % de los encuestados apunta directamente a resistencia al agua como la característica más atractiva, junto a la autonomía.

Funciones básicas, desde el seguimiento de parámetros de salud a los modos deportivos, también influyen. A la cabeza de la lista se sitúan las funciones relacionadas con la conectividad y, sobre todo, la posibilidad de comprobar y recibir llamadas telefónicas.

Eso sí, en cuanto a aspecto no hay un único tipo que encaje a todos. “Si un reloj concreto no satisface las preferencias de gusto de un cliente, este no lo comprará, por muy buenas que sean sus funciones”, señalan desde Huawei.

Aquí la correa y otros detalles de decoración como el color de la hebilla pueden marcar la diferencia. Esto es especialmente destacado en modelos de alta gama: el 55 % de los dueños de relojes que cuestan más de 250 euros cambian la correa de su reloj dependiendo de la situación. Las más demandadas son las de metal/titanio y las de silicona.

Los usuarios también varían con frecuencia de esfera y lo hacen independientemente del precio: más de la mitad de propietarios de relojes inteligentes truecan su esfera una vez al mes como mínimo.

Al final la elección del smartwatch perfecto termina siendo un proceso muy meditado. Para la decisión de compra, los clientes se toman su tiempo. Suele durar casi un mes.

Como el smartwatch termina formando parte de la vestimenta, los consumidores suelen preferir verlo primero en persona para probárselo y asegurarse de que coincide con sus expectativas.