Más de un tercio de los internautas ha sufrido acoso en redes sociales

Así lo desvela S2 Grupo, que advierte además de la falta de prácticas de seguridad entre las familias: menos de 3 de cada 10 sustituye las credenciales por defecto de los dispositivos.

Con la digitalización de la sociedad, se han disparado los riesgos de seguridad a los que están expuestas las personas.

Así lo advierte S2 Grupo en pleno Día Internacional de la Seguridad de la Información con la publicación de datos procedentes de una encuesta.

Uno de esos datos es que más de un tercio de los usuarios, el 34,7 %, ha sufrido acoso en redes sociales. Además, más de una quinta parte (21,4 %) conoce a alguien mayor de edad que ha sido víctima de una extorsión o algún otro asedio en el entornos digital.

A nivel familiar, son mayoría las familias que no saben qué medidas implementar para protegerse en internet. Una de esas medidas sería modificar contraseñas. Pero únicamente el 27,8 % reemplaza las credenciales por defecto de routers, televisores inteligentes, smartwatches y tabletas, entre otros dispositivos.

También cabe destacar que casi 1 de cada 4 familias (24,2 %) cree imposible convertirse en objetivo de los ciberdelincuentes.

“Cada vez son más los adultos que sufren problemas de todo tipo por un uso confiado de los entornos digitales y es fundamental que conozcan cómo utilizar la tecnología de una forma adecuada, los riesgos a los que se enfrentan con su uso y cómo salvaguardar su información para que no sea utilizada en su perjuicio”, comenta José Rosell, socio-director de S2 Grupo, para quien “la formación y la concienciación en ciberseguridad es una necesidad acuciante”.

El también socio-director de S2 Grupo, Miguel A. Juan, añade que la “despreocupación por la ciberseguridad se transfiere desde al ámbito personal al profesional y es más que probable que estas personas puedan desarrollar acciones, de forma inconsciente, que supongan vulnerabilidades y puertas de entrada para los ciberdelincuentes en las entidades en las que trabajen”.

“Un ejemplo sencillo”, dice, “puede ser abrir emails de remitente desconocido o utilizar USB de los que se desconozca su propietario”.