El último domingo, en el autobús de línea regular entre Santiago de Compostela y Madrid, dos pasajeros averiguaban los resultados del partido de fútbol entre España y Alemania en su ordenador portátil gracias a la conexión wifi del autocar.
Las limitaciones en el uso de las tecnologías de comunicación en los medios de transporte tradicionales se reducen cada vez más y, lo que hace unos años parecía lejano e imposible, empieza a formar parte de los gestos cotidianos de viaje.
Las redes wifi están por todas partes y se convierten en un plus de calidad y confort por el que los ciudadanos están dispuestos a pagar.
Así, la clase Supra en las líneas regulares de larga distancia de Alsa no es sólo más rápida (y más cara) sino que también ofrece a sus viajeros un aumento de los servicios de comunicación. La red wifi está asegurada y posibilita a sus usuarios entretener las horas de viaje.
Renfe, por su parte, no ofrece este servicio más que en sus salas de espera para viajeros de clase preferente aunque, como adelantan fuentes de la empresa, “la compañía estudia la posibilidad de ofrecer nuevos servicios de Internet a bordo de los trenes”.
Aviación civil
Los medios de comunicación tradicionales han aprendido bien la lección. El ciudadano quiere comunicarse y aprovechar las horas muertas del trayecto.
La aviación civil, cuyas normas de uso de aparatos móviles como teléfonos y ordenadores son las más estrictas, planea por tanto abrir la mano y dejar entrar a las telecomunicaciones en sus trayectos.
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