Desarrollo acorde

Las diferencias existentes a la hora de acceder en España a las Nuevas Tecnologías suponen un desafío a resolver si queremos bailar al ritmo de Europa.

La penetración social de Internet en el panorama nacional parece no atravesar sus mejores momentos. Máxime teniendo en cuenta que España, siguiendo los parámetros europeos, se sitúa en un puesto -el 17- que, de los 25 países miembros de esta reestructurada UE, muestra un horizonte no demasiado goloso en el pastel de las TI.

Además, según las últimas observaciones, los navegantes de esta España nuestra no se muestran lo suficientemente motivados como para incrementar su número y habilidad en el medio digital. Por el contrario, ciertas voces aseguran que al mercado actual no ofrece la dinámica que tanto necesitamos para acercarnos a la media europea de usuarios de banda ancha.

Y a si a todo lo dicho se le añade la problemática que rodea al españolito medio para conectarse a la Red con tecnologías de alta velocidad, muy a la zaga de los vecinos fronterizos cuando se habla de cifras comparativas, la escena no podía ser más desalentadora.

Para acabar, y sin ánimo de perjudicar al más optimista, simplemente hay que recordar las diferencias existentes a día de hoy entre el mundo rural, siempre tan desfavorecido, y el urbano, donde, al mismo tiempo, las variaciones de las barriadas en que se dividen las ciudades nacen y crecen a su propio ritmo: todavía hay cuatro millones de abonados telefónicos sin cobertura ADSL mientras otros incluso pueden optar por últimas alternativas. Léase Wi-Fi o PLC.

Esperemos que así las cosas este año que empieza nos traiga mejores y mayores expectativas tecnológicas y, cómo no, un nivel de comunicación y desarrollo acorde con el resto de Europa y del mundo.