Desde que el gobierno estadounidense decidiera que había pruebas suficientes para considerar que la empresa china ZTE había ignorado los embargos comerciales a países como Irán, la compañía se encuentra en una delicada situación, pendiente de que EEUU le imponga duras restricciones comerciales.
En marzo, se anunció que se prohibiría a las empresas estadounidenses la exportación de hardware, software o cualquier tipo de tecnología a ZTE, algo que afectaría notablemente a la empresa china en su cadena de suministro, pero que también afectaría a dichas compañías de EEUU al eliminar a un cliente importante.
ZTE decidió colaborar plenamente con EEUU para la investigación, lo que le permitió obtener un cierto respiro, ya que el Departamento de Comercio estadounidense decidió retrasar las restricciones al 30 de junio. Ante la buena disposición de ZTE, se ha anunciado ahora una nueva extensión, que en es caso será hasta el 30 de agosto de este año.
Esta decisión no implica que no se vayan a aplicar las restricciones comerciales impuestas a ZTE en el futuro, pero parece que los constantes retrasos chocan con la dureza de la decisión previa, una de las mayores restricciones comerciales impuestas a una empresa extranjera por parte de EEUU. De seguir así, puede que las restricciones se queden en algo mínimo, lo que no es de extrañar ante las pérdidas que podría suponer no sólo para ZTE, sino sobre todo para cientos de empresas estadounidenses que se verían afectadas.
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