Lo que Joaquín Almunia estuvo tanteando durante cuatro años, a Margrethe Vestager le ha costado solo unos cinco meses: acusar formalmente a Google de abuso de posición dominante. El primer gran acto de la nueva comisaria de Competencia, que relevó a Almunia en el cargo el pasado mes de diciembre, podría desbancar al de Microsoft como mayor caso anti-monopolio de la Unión Europea. Claro que de momento solo se ha dado un paso de los muchos que quedan por delante.
Fue esta semana. Vestager anunció que la Comisión Europea presentaba cargos contra la compañía estadounidense por abusar de su posición de dominio (el buscador tiene una cuota del 90% en la Unión Europea), centrándose en concreto en cómo supuestamente favorecen su propio producto Google Shopping frente a los de la competencia en los resultados de búsqueda. ¿Qué pasará ahora?
La pelota está ahora en el tejado de Google. La compañía ya contestó rápidamente a la acusación el miércoles a través de un post en su blog en el que decían que la acción de la Comisión Europea tenía poco sentido en un mundo en el que “la gente tiene ahora más elección que nunca en la historia”. Muchos buscadores (aunque ellos dominen), y muchísimas tiendas online como Amazon o eBay que son mucho más populares en Europa de lo que es Google Shopping.
Este comunicado, evidentemente, es más de cara a los usuarios y a la prensa que para la Comisión Europea. A la institución tendrán que enviar en las próximas diez semanas una respuesta formal en la que aleguen por qué las acusaciones realizadas por Vestager no son ciertas. Después, si el caso acaba siendo finalmente llevado a juicio, pasarán por lo menos un par de años hasta que se sepa en qué queda todo. Si la Comisión Europea se sale con la suya, Google podría tener que pagar una multa de hasta el 10% de sus ventas anuales (unos 6.000 millones de euros), además de cambiar sus prácticas.
La consecuencia real: el precedente
El tema de Google Shopping no es el único problema que la Comisión Europea tiene con la firma de Mountain View, sino tan solo el lugar por el que empezar para que las cosas avancen más rápido. De hecho, la comisaria de Competencia anunció también que, además de esos cargos, habían abierto una investigación sobre Android para averiguar si Google presiona a los fabricantes para que preinstalen sus apps. Además de las investigaciones ya abiertas sobre otras búsquedas específicas, como los vuelos, o las restricciones y presiones que imponen a sus anunciantes.
Si al final el tema de Google Shopping acaba en juicio es muy probable que todas estas investigaciones paralelas sigan ese camino (a no ser que Google decida negociar y cambiar cosas), ya que Europa ha sido siempre más estricta que Estados Unidos a la hora de luchar contra los monopolios de este tipo.
Hace solo unas semanas, de hecho, se filtraba un informe interno de la FTC, que decidió no presentar cargos contra la compañía, en el que se veía que en realidad la investigación realizada por los miembros del organismo había encontrado bastantes evidencias de abuso de su situación dominante. La decisión final, no obstante, fue aceptar los cambios que Google se comprometió a introducir, ya que sería más rápido que “cualquier otra opción”.
¿Convencerá la respuesta de Google a la Comisión Europea y llegarán a un acuerdo? ¿Acabarán en juicio? ¿Cambiará para siempre la forma en que Google opera en Europa? Los próximos meses irán ofreciendo respuestas. Con cuentagotas.
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