Ya no necesitaríamos que un brazo se desplazase mecánicamente por la superficie de nuestros parabrisas para eliminar el obstáculo visual que supone el agua de lluvia (u otras sustancias). Se trataría de repeler cualquier material depositado sobre el parabrisas mediante un campo de fuerza creado mediante ondas de sonido de frecuencias ultraaltas. Puede sonar a ciencia-ficción pero es algo que ya emplean desde hace años los aviones de combate.
Mediante un transductor ultrasónico se enviaría por la superficie del parabrisas ondas de sonido a 30 kHz que con su vibración desprenderían de la superficie cualquier material, incluido el polvo y los insectos. La indudable ventaja que esto supondría para la mejora de la visibilidad sería tan sólo una de las características que lo hacen interesante, pero no lo es menos la facilidad con la que los propietarios de vehículos en zonas de climas muy fríos podrían desprender las capas de hielo con solo apretar un botón.
Lo que no sabemos aún es la fecha en la que este sistema podría quedar adaptado para su uso en automóviles y jubilar así los limpiaparabrisas mecánicos, un sistema que data de 1903 sin que su diseño esencial haya variado mucho desde entonces.
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