Mejora en España la valoración del teletrabajo

El teletrabajo no debería entenderse como una medida de conciliación laboral sino como un modelo de organización del trabajo.

La percepción del teletrabajo mejora entre los españoles, que incrementan con respecto al pasado año la nota que le dan a la posibilidad de trabajar desde casa frente a hacerlo en presencialidad.

Así cuando en 2021 se calificaba con un 8,2 la opción del teletrabajo en 2022 la calificación que se concede a esta posibilidad ha pasado al 8,4 sobre 10. Y ello a pesar de que durante el presente año ha descendido el porcentaje de empleados que trabajan a distancia así como el número de días a la semana en que pueden trabajar sin necesidad de desplazarse físicamente a sus puestos de trabajo.

En cuanto al porcentaje de culpados que teletrabajan durante 2022, con edades comprendidas entre 16 y 74 años, se ha pasado del 17,6 % de 2021 al 14 % de 2022 según datos de la Encuesta sobre Equipamiento y Uso de Tecnologías de Información y Comunicación (TIC) en los Hogares confeccionada por el Instituto Nacional de Estadística (INE).

También ha descendido la cantidad de días de la jornada semanal en teletrabajo, que ha pasado de 3,5 a 3,1 días, aunque a los encuestados les gustaría que esta cifra se incrementara puesto que sus preferencias marcan una media deseada de 3,8 días de trabajo a distancia a la semana.

Esta situación refleja un conflicto entre plantilla y empresas por cuento la primera considera el teletrabajo una ventaja social mientras que la segunda prefiere la presencialidad por su capacidad para fortalecer y compartir la cultura de la empresa.

Teletrabajo: adopción temporal o integración estructural

Como síntoma de la importancia de esta percepción se está constatando una cada vez mayor presencia de la posibilidad del teletrabajo en la negociación de los convenios colectivos en un contexto de doble flujo en la evolución del trabajo a distancia. Por un lado hubo empresas que debiera adaptarse a dicho modelo como consecuencia de la pandemia y que ahora afrontan una transición a la presencialidad. Por otra parte hay empresas que están adoptando el teletrabajo de manera estructural, por haber constatado sus beneficios,

Esto supone la constatación de que algunas empresas se han resistido a la adopción forzada del teletrabajo mientras que otras lo han integrado en su organización o su cultura, lo que supone una evolución y unos cambios estructurales alineados con las necesidades y los valores expresados por los empleados.

En las negociaciones colectivas se van concretando ya cuestiones relativas a los gastos originados por el teletrabajo (considerado ya como un derecho)  con la obligación legal de las empresas de disponer de una cantidad para afrontar los gastos generados en los domicilios de los empleados por el teletrabajo. En este sentido se recuerda desde los sindicatos que el teletrabajo no debe entenderse como una medida de conciliación laboral sino como un modelo de organización del trabajo, como se contiene en la Ley de Trabajo.