Mire mi smartwatch, doctor: retos y promesas de la revolución mHealth

Las apps, los dispositivos móviles y los wearables ofrecen cada vez más servicios relacionados con la salud. ¿Qué significa esto para pacientes y médicos?

Cualquiera que tenga un smartphone o una tableta sabe que, si quiere controlar o mejorar su salud, una de las vías más rápidas es acudir a su tienda de aplicaciones. Encontrará un poco de todo: apps para controlar el peso, sugerencias de dieta, apps para cualquier deporte que se nos ocurra, otras con consejos médicos, las que miden el pulso, y un largo etcétera. Y todo esto sin hablar de los wearables, que abren un mundo todavía más grande.

La revolución de la mHealth y las apps de salud no solo es inevitable, sino que ya está aquí. Los usuarios están cada vez más interesados en monitorizar diversas variables de su vida diaria que tienen un impacto directo en su salud y ahora, por primera vez, tienen una forma fácil de hacerlo. Pueden saber cuánto se mueven cada día, qué tal duermen, si se pasan demasiadas horas sentados, etc. Y, si bien es cierto que no hace falta una pulsera inteligente para saber si hemos dormido bien o mal o si deberíamos hacer más ejercicio, hay algo en visualizar esa información en forma de infografía o cuadros estadísticos que motiva al usuario a cambiar sus hábitos.

Pero ¿hasta qué punto es sano que los usuarios empiecen a controlar de forma tan exhaustiva su estilo de vida y su salud? ¿Dónde quedan los médicos en esta ecuación? Todas estas apps y gadgets, de momento y salvo algunas pocas excepciones, dejan fuera a los profesionales sanitarios encargados de seguir la salud de cada paciente. El potencial de poder compartir los datos recogidos por un smartwatch con un médico es enorme, pero todavía no se da.

La mHealth abre todo un nuevo mundo de posibilidades para la relación médico-paciente y para el control propio de la salud, pero también muchos retos, cuya superación está todavía algo lejos. Sin ningún organismo que controle o evalúe la fiabilidad de todo ese tipo de apps, sin un análisis de datos por profesionales sanitarios, sin herramientas para garantizar la privacidad y la protección de datos del usuario, la mHealth podría estar destinada a quedarse en algo que hacen los pacientes al margen de sus médicos.

¿Es esto así? Los expertos en el tema coinciden en negar esa visión pesimista y ven la mSalud integrada en la vida de pacientes y médicos en un futuro no demasiado lejano. Los retos están ahí, pero son superables, y muchos países ya han empezado a tomar medidas.

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