“Las telecomunicaciones son resistentes a la crisis, pero no inmunes”

“No hay desayuno, merienda o cena sin que haya un tema único en todos ellas”, reconoce el consejero delegado de Telefónica, Julio Linares. La crisis es la protagonista de todas las conversaciones y el sector de las telecomunicaciones no permanece ajeno a estas preocupaciones.
“Las telecomunicaciones son resistentes a la crisis”, apunta, “pero no inmunes”. “Esto nos exige hacer un esfuerzo especial”, ha explicado esta mañana durante el Foro Sociedad en la Red, organizado por Red.es y por Europa Press. La coyuntura económica lleva a los consumidores a reducir sus gastos y las comunicaciones son uno de los campos en los que los usuarios recortarán sus presupuestos.
La cifra barajada por Linares habla de una caída del 40 por ciento, aunque la situación no es igual en todas las áreas de servicios de telecomunicaciones. El consejero delegado apunta que, durante esta campaña de Navidad, los españoles reducirán su consumo en banda ancha fija en igual grado que el gasto en comida, lo que confirma la apreciación general de que esta ventana de negocio se ha convertido en “una necesidad”.
“La demanda va a seguir siendo creciente”, explica Julio Linares. “No hay empresa ni administración que pueda vivir hoy sin comunicaciones”.
En tiempos de crisis, los consumidores demandan que el operador se preocupe por sus clientes, al tiempo que les ofrezca servicios de control de gasto y de valor.
“Las comunicaciones van a sustituir a otros medios más contaminantes”, augura Linares, que encuentra potencial para “un futuro muy brillante”. Aún así, el consejero delegado de la firma apunta que las buenas oportunidades necesitan algo más que previsiones optimistas.
Alta inversión
“Con las redes actuales no tenemos la respuesta y frenamos este desarrollo tan brillante”, denuncia Linares. El futuro implica ofrecer todo el ancho de banda que el usuario pueda demandar y por garantizar “la movilidad estés donde estén”.
“Las redes del futuro tienen que tener capacidad para almacenar información dentro de la propia red”, explica el consejero delegado, que apunta que las necesidades de “capacidad de transporte espectacular” de las redes del siglo XXI no se puede cubrir con la infraestructura actual.
“Hay que construir redes nuevas”, señala. “Esta es una oportunidad en el momento y que se necesita que se desarrolle con urgencia”.
“El par de cobre ha durado 100 años, pero ha muerto”, denuncia. “Lo que se necesita es revisar y alinear las prioridades y hacer una nueva agenda”.
Linares defiende un trabajo común entre las empresas privadas y las instituciones públicas para alcanzar estos objetivos, ya que la creación de una nueva infraestructura adecuada a las necesidades del futuro implicaría una inversión de unos 400.000 millones de euros.
Al ritmo de inversión actual, “nos llevaría  20 años y una generación completa”, denuncia. “Si lo hiciésemos (esperar a la siguiente generación para alcanzar la red del futuro), seríamos unos irresponsables”.
“La inversión en banda ancha es multiplicadora”, asegura, ya que por cada euro que se gasta se suman tres al PIB del país en el que se ha invertido. Además de este freno en el producto interior bruto, descuidar este mercado podría limitar entre un 5 un 10 por ciento el crecimiento económico e impedir la creación de miles de puestos de trabajo.
Europa no responde
Linares ha sido tajante a la hora de definir la actuación de la Unión Europea. “Vivimos en una Europa con prioridades del pasado”. El consejero delegado de Telefónica considera que el marco regulatorio en el que está trabajando el Viejo Continente para el mercado de las telecomunicaciones no resuelve las necesidades del futuro.
El dirigente también criticó que tras las enmiendas del Parlamento y la llegada al Consejo de Ministros europeo, la Comisión haya permanecido de brazos cruzados, “como si no hubiese crisis, como si no pasase nada, como si estuviésemos en 2006”.
En su opinión, las autoridades deberían trabajar en el fomento de la competencia y en su fortalecimiento, en la inversión y la innovación y en crear nuevos modelos productivos.
“El sector público lo va a hacer”, asume, “la duda está en el ritmo en el que se va a hacer”.