Las lecciones sobre coworking que pueden trasladarse a la gran empresa

Confianza, flexibilidad y colaboración son términos habituales en un espacio de coworking y que pueden aplicarse a las grandes empresas.

Cada vez son más los lugares que ofrecen sus espacios con un único motivo: compartir. Los espacios dedicados al coworking ganan día a día más adeptos, en la medida que internet facilita la creación de micro empresas con unos márgenes de beneficio aceptables.

Sitios como Utopic_US, The HUB son algunos de los ejemplos de estos nuevos modelos organizativos y sociales que tienen como base el trabajo colaborativo que pueden encontrarse en Madrid.

Este tipo de espacios se asocian inmediatamente con emprendedores y startups. Pequeños negocios formados por no mucho más que tres personas y que con Internet como base del negocio se lanzan a la aventura emprendedora.

Pero el coworking no solo puede beneficiar a las pequeñas empresas. Algunas de las lecciones de este modo de entender el trabajo pueden trasladarse a la gran empresa, ahogada en muchas ocasiones por métodos de trabajo rutinarios, mecánicos y poco productivos.

La flexibilidad, elevada al cubo. Según un estudio que recoge FastCompany, sólo el 30% de los cotrabajadores prefiere trabajar en horas normales. Esto significa que un amplio porcentaje se decanta por un horario flexible.

Optar por unas horas no habituales para trabajar no significa una merma de la productividad. Al contrario. Trabajar bajo parámetros de horario propios repercute en el aumento de la eficacia de los empleados y en la satisfacción con el trabajo realizado.

Esta flexibilidad no sólo hace referencia a asuntos relativos a las horas que comprenden la jornada laboral, sino también a los espacios de trabajo. Una oficina abierta, amplia y sin separaciones entre divisiones que permita la colaboración constante con compañeros beneficiará en el resultado.

Colaboración como principal atajo hacia la creatividad. Colaborar significa en el clima de un espacio de coworking compartir y recibir. Ser capaces de definir parámetros de trabajo de forma conjunta (entre empleadores y empleados) y apostar por un ambiente distendido.

Esto incide además, y según el estudio, en el aumento de la confianza en sí mismo del trabajador. Un 90% de los coworkers afirma haber creído más en sí mismos en un entorno de estas características.

En definitiva, todas estas pautas dan como resultado un aumento de la productividad, sin que ello afecte a la felicidad de los empleados o a las mecánicas de trabajo.