Desde hace varios meses, el destino de una de las compañías de tecnología emblemáticas de Japón, Sharp, que ha tenido un importante papel en los últimos años con la fabricación y distribución de pantallas para smartphones y tablets, ha estado pendiente de un hilo, ante sus problemas financieros y sus posibles opciones para afrontarlos.
Básicamente la compañía, que no puede seguir afrontando sus deudas, se encontraba ante la decisión de optar por unir su división de pantallas a Japan Display, a través del fondo gubernamental japonés INCJ, o aceptar la propuesta de una empresa china, Foxconn, algo que podría haber parecido imposible hace unos años, pero que ante la mejor oferta económica ha terminado imponiéndose.
A pesar de esto, en las últimas semanas se han visto por parte de Sharp y Foxconn bastante cautela y desconfianza, acusándose mutuamente de ocultar información financiera y con la decisión de Foxconn de reducir su oferta en 100.000 millones de yenes, tras las dudas de los resultados de Sharp, que pasarían de beneficios en los pronósticos a una realidad con importantes pérdidas.
Pero la operación, que sería la mayor de una empresa extranjera en el sector tecnológico japonés, parece seguir adelante y todo apunta a que terminará cerrándose el próximo 31 de marzo, justo después de la aprobación por parte de la junta de Sharp.