La supuesta vulgaridad fue escribir mensajes en la comunidad “I hate Sonia Gandhi” (odio a Sonia Gandhi), creada a través de una dirección de correo de Gmail, cuyo detalle y propiedad han sido suministrados a las autoridades indias por el gigante de Internet, convirtiéndose de paso en el espía, chivato y cómplice de las leyes censoras que violan elementales derechos humanos como la libertad de expresión.
Un nuevo caso como el sucedido en Facebook, cuyos administradores prestaron todo tipo de asistencia a las autoridades para la detención del marroquí que se hizo pasar por el hermano menor del rey de su país.
El dinero que gana Google y otras compañías en estos países, más preocupadas de satisfacer los requerimientos gubernamentales que de la defensa de sus clientes, debe ser el motivo para una complicidad que jamás se atreverían a llevar a cabo en países democráticos.
Rahul Krishnakumar Vaid, que así se llama el “criminal” que se le ocurrió utilizar “lenguaje vulgar” criticando a sus políticos, puede ser condenado a cinco años de prisión.
vINQulos
TechCrunch
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