La promesa doméstica de la impresión 3D

Tras popularizarse en distintas industrias, la impresión 3D busca dar el salto más importante: el de llegar al mercado de consumo. ¿Lograrán las impresoras 3D entrar en todas las casas?

El interés del consumidor: ¿para qué quiero una impresora 3D?

Pongamos ahora que las impresoras 3D son ya fáciles de usar. ¿Llegarán a hacerse con el interés de los consumidores para ayudar también a que sean más asequibles? Una vez más, las opiniones son dispares. Mientras que Cleto de Matos dice que en la tienda “solo la gente más conectada con las tecnologías revela interés por la impresión 3D”, desde Cubify, como no podía ser de otra forma, explican que los usos son muchos, desde la creación de accesorios de moda como joyas hasta juguetes o productos de ferretería.

Además, indican que han comprobado que el contacto con las impresoras 3D “hace que la creatividad fluya”. “Cada vez que necesites algo, lo primero que pensarás será: ¿puedo imprimirlo?”.

Desde RepRapBCN Xavi M. Faneca también opina que “los usos domésticos existentes ya son de por sí sorprendentes”. Así, habla de la impresión de “piezas del hogar, juguetes, complementos de moda, complementos para aparatos electrónicos y un largo etcétera”, subrayando que lo importante es que es “inmediato y gratis, ya sea porque te lo diseñas tú mismo o porque accedes a la red y te descargas lo que te hace falta”.

Faneca apunta también a un nuevo obstáculo que puede surgir con la masificación de las impresoras 3D: el de la propiedad intelectual. “Que la impresión 3D sea un producto de masas es una posibilidad real en cuanto la tecnología evolucione y la gente se familiarice con el proceso de fabricación, pero sin duda va a haber limitaciones importantes por parte de todas las grandes compañías que comercializan productos que podrían ser reproducidos o complementados con una impresora 3D”.

Así, Faneca compara la situación que se podría dar con la ocurrida con el libre intercambio de archivos audiovisuales si “con una impresora 3D se pueden imprimir objetos a los que ahora solo podemos acceder comprándolos a grandes compañías”.

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