Los tres riesgos tecnológicos que amenazan a los servicios financieros

La integración de la tecnología en la industria financiera ha aportado beneficios como la agilidad en las transacciones y una mayor accesibilidad

El avance tecnológico ha impactado en diferentes sectores de la economía, incluyendo los servicios financieros. Si bien la integración de la tecnología en la industria financiera ha aportado beneficios como la agilidad en las transacciones y una mayor accesibilidad, también ha generado nuevos riesgos.

El Foro Económico Mundial ha publicado recientemente un informe en colaboración con Deloitte, en el que se identifican los principales riesgos tecnológicos que podrían convertirse en amenazas sistémicas para el sector financiero.

El primero de ellos es el ciberataque, que puede poner en riesgo la seguridad y la privacidad de los usuarios, así como la estabilidad de las instituciones financieras.

Otro riesgo es la posibilidad de manipulación de los mercados bursátiles a través de las redes sociales. En la actualidad, las redes sociales se han convertido en un medio para difundir información y opiniones que pueden influir en el comportamiento de los inversores y, por tanto, en el valor de las acciones.

El tercer riesgo mencionado en el informe es el método de pago BNPL (Compre ahora, Pague después). Este método de pago ha ganado popularidad en los últimos años, especialmente en el comercio electrónico, pero también ha generado preocupaciones en cuanto al aumento de la deuda que puede generar entre los consumidores.

El informe del Foro Económico Mundial también menciona los riesgos geopolíticos, como la exposición del sistema financiero a ciberataques de estado-nación. Si estos riesgos se vuelven sistémicos, podrían tener un profundo impacto económico para las personas y las economías globales.

Para mitigar estos riesgos el informe recomienda la adopción de estrategias específicas que impulsen la confianza y refuercen la estabilidad del sistema financiero. También se sugiere acabar con los silos de información para identificar mejor el riesgo a nivel de ecosistema y garantizar que las capacidades de análisis predictivo reflejen la incertidumbre geopolítica y regional para poder aplicar medidas de resiliencia