Todo comienza en 2008, cuando la Comisión Europea decide multar a la compañía con 899 millones de euros por abuso de posición dominante y por no acatar una orden antimonopolio.
La institución consideró que entre 2006 y 2007 Microsoft había estado cobrando un precio demasiado elevado por dar información relativa a la interoperabilidad, la compatibilidad de productos con Windows.
Pero el Tribunal de Justicia Europeo ha rechazado –en parte- el recurso presentado por los de Redmond que consideraba la multa “injusta y desproporcionada” y que alegaba además errores procedimentales.
Y es un rechazo parcial, porque la justicia europea ha rebajado la multa de los 899 millones de euros iniciales a los 860 millones de euros, como recoge Bloomberg.
La sentencia aún podrá ser recurrida ante el Tribunal de Justicia Europeo.
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