5 consejos para incrementar la velocidad de tu página web

Estar en internet es imprescindible para prácticamente todos los negocios hoy. Pero no se puede estar de cualquier manera.

Android ya es el sistema operativo más utilizado en internet, por encima de Windows, algo impensable hace tan sólo unos años. La predominancia de Android en un ranking reciente publicado por StatCounter no es más que otra muestra de la importancia de las conexiones móviles en la actualidad. Cada vez se navega más por smartphones, e incluso por tableta. Los buscadores lo saben y premian a aquellas páginas web que se adaptan a pantallas más pequeñas, con necesidades especiales. También a las que optimizan la velocidad de carga. Aunque las velocidades de conexión son cada vez mayores alrededor del mundo, lo cierto es que la experiencia de navegación no siempre cubre las expectativas de los internautas, precisamente por temas de rapidez. Y es que queda trabajo por hacer. Ni todo el mundo dispone de tarifas infinitas, ni todos los “navegantes” viven en zonas de absoluta cobertura, ni todas las páginas están optimizadas para responder a las interacciones de forma casi inmediata. El problema se repite también a nivel de escritorio.

Todos, como usuarios, hemos pasado por ello. ¿Quién no se ha desesperado ante la lentitud de carga de una página? En medio de una búsqueda, ¿quién no ha desistido de seguir esperando a que un sitio funcione y lo ha cambiado por el siguiente resultado en la lista para obtener la misma información que ofrecía la primera fuente? Por cada segundo de más que tarda en cargar una página, sus dueños pierden visitantes. Pierden posibilidades de negocio. Incluso pierden ventas reales si se trata de una tienda online. También pierden reputación. Como quedarse en el vagón de cola, con los perdedores, no será ni mucho menos el objetivo que has marcado en tu plan de negocio, en Silicon.es te dejamos algunas recomendaciones para acelerar tu página web:

1. Mide, mide, mide. Y por si no te ha quedado claro: mide. Ése es el primer paso para asegurarte de que estás haciendo las cosas de la forma correcta. Tener una página veloz te ayudará a vender productos y servicios, a facilitar información de utilidad a tu público objetivo o, simplemente (pero igualmente importante), a que tus clientes se pongan en contacto contigo vía web. La utilidad de las páginas web para tu empresa está clara. Pero para tener una página veloz, antes debes saber en torno a qué niveles de velocidad se mueve en la actualidad. Como se suele decir, “lo que no se mide, no se puede mejorar” y “lo que no se mejora, se degrada siempre”. Este dicho adquiere gran relevancia en el mundo del WPO. Esto es, la Web Performance Optimization o la optimización del rendimiento web, para que el funcionamiento ideal de tu página se convierta en el funcionamiento real de la misma.

Para ello, existen herramientas online como PageSpeed Insights de Google, GTMetrix o WebPageTest que realizan un análisis del desempeño del sitio que se quiere optimizar y aportan remedios a aplicar para empezar a mejorar. Este tipo de soluciones indican dónde se están perdiendo milisegundos (¡o segundos enteros!) que al final bloquean el proceso de carga y dan pautas para tomar acciones en consecuencia. Incluso permiten guardar informes para comparar versiones más tarde y tomar decisiones fundamentadas. Medir será el principio y el final de la aventura de perfeccionamiento de tu web.

2. Elige el hosting adecuado. Una parte clave en términos de optimización pasa por pensarse muy bien dónde se aloja la página web. Elegir un proveedor de confianza, serio y eficaz es quizás la sugerencia más relevante que se puede hacer a cualquier empresa que busque incrementar la velocidad de su página. Es importante hasta el punto de superar a cualquier modificación de la que es susceptible la web a nivel estético y a los cambios de los componentes de diseño. Así que, ya sabes, contrata un servicio de alojamiento profesional, que para tu tranquilidad es algo que no tiene por qué estar reñido con un precio razonable. Si no lo haces, estarás bloqueando el resto de pasos. De nada servirá que prepares tu sitio para que sus elementos carguen al instante si luego vas a confiar todo ese trabajo a un servidor lento y anticuado, ya que te acabará suponiendo problemas de fiabilidad.

A la hora de elegir hosting hay varios puntos a tener en cuenta. Desde el Time To First Byte (TTFB), que hace referencia a la velocidad de respuesta del servidor una vez que se le ha requerido mostrar la web, hasta el uso de tecnologías como HTTP/2 y las posibilidades de instalar con facilidad un certificado SSL para navegar con HTTPS y de utilizar la última versión de PHP si usas un gestor de contenidos tipo WordPress para mejorar el rendimiento, hay cuestiones que se antojan críticas. Aparte, valora los servicios de soporte durante las 24 horas que cuentan con especialistas que no sólo arreglan los problemas que pueden ir surgiendo, sino que a mayores están dispuestos a orientar y echar un cable para mejorar tu web.

3. Habilita la compresión y la caché de navegador. Una vez que se tiene la base de un buen servidor, es el momento de empezar a tocar las distintas partes que componen la web. Por ejemplo, el tamaño de los archivos. Con el formato gzip conseguirás que el servidor envíe todos los archivos de manera comprimida al navegador para que la transferencia se acorte y todo aquello que quieres mostrar aparezca ante los ojos del internauta bien rápido. Normalmente, en caso de que el servidor en el que se apoya tu web use Apache, que es la opción más extendida a día de hoy, estas instrucciones se darán desde un archivo llamado .htaccess y se activarán de forma automática. Sea como fuere, acuérdate de habilitar la compresión. También resulta fundamental que, una vez que el navegador ha descargado imágenes y otro tipo de archivos que no se modificarán de cara al futuro, éstos queden guardados en la caché. Así, la próxima vez que alguien visite la página, los archivos se cargarán desde ahí en lugar de iniciar la descarga original de nuevo, lo que agilizará la visualización.

4. Optimiza los recursos. Al pensar cómo debe ser una página web, no tienes que sacrificar belleza por velocidad. Puedes ser fiel a tu composición, pero siempre optimizando recursos. Los archivos HTML, PHP, JavaScript, CSS o las imágenes, y su peso, influirán en las oportunidades de incrementar la velocidad de carga. Además de darle una vuelta a la configuración del alojamiento, haz un repaso por los factores que generan peso (y lentitud) en la propia web. Y reduce su impacto todo lo que puedas. Esto empieza por las fotografías, que deberías guardar para web. Al trabajar con imágenes, decántate por herramientas que aprovechen algoritmos de optimización sin pérdida de calidad. Y asegúrate de estar usando un tamaño lógico para cada situación, es decir, si sabes que al final vas a mostrar una miniatura de 150 píxeles de ancho, no cargues en tu sitio una imagen de 2.000 píxeles recién sacada con la cámara del móvil.

Por otro lado, deberías minimizar y concatenar archivos CSS y JavaScript. Todo lo que añadas cuenta. Piensa bien qué es lo que necesitáis tu web y tú y de qué podéis prescindir sin entorpecer la usabilidad. Cuanto menos ocupen los archivos que utilizas para la creación de tu página (y la única verdad es que cada carácter va a ocupar espacio) y cuantos menos archivos tenga que entregar la web al internauta que está pendiente de recibir la información al otro lado de la pantalla, mucho mejor.

5. Cuida tu UX… y mejorará también tu velocidad. Una experiencia de usuario cuidada te guiará por el buen camino, te permitirá arañar más tiempo al reloj y mostrar la página web sin demoras. ¿Qué quiere decir esto? Que si lo que buscas es ofrecer un sitio útil, intuitivo y veloz, debes reposar tus ideas. Arranca con el proyecto sólo cuando tengas claro el aspecto que le quieres dar a tu web, con el rendimiento en mente desde el primer momento y sabiendo qué es exactamente lo que quieres que los internautas hagan. Sí, se pueden perfilar detalles a posteriori, pero lo más inteligente es adelantarse al problema. Tu página debe estar montada para dar respuesta a las tareas que los usuarios esperan, así que no te obsesiones con mostrar carruseles de imágenes enormes e interminables que pocos se quedarán a contemplar. No satures la pantalla con demasiadas opciones. Guía la navegación. Revisa el resultado desde diferentes tipos de dispositivos. Y aférrate al minimalismo, deshaciéndote de animaciones que no aportan valor, porque sin buena conexión aumentarán el tiempo de carga.