Hace un par de semanas, Johan Dennelind, presidente y consejero delegado de TeliaSonera, accionista mayoritario de Yoigo, declaraba que la compañía estaba estudiando su salida del mercado de telecomunicaciones español.
“La competencia es feroz, forzada por una fuerte tendencia a la convergencia que pone presión sobre nuestro negocio de móvil. En consecuencia, estamos revisando nuestra futura presencia en el mercado español”, afirmaba Dennelind.
No es la primera vez que el grupo sueco piensa en deshacerse de su filial española. En abril del año pasado, la empresa descartó la venta a Vodafone u Orange, los dos aspirantes interesados en hacerse con Yoigo. La operación no prosperó por falta de acuerdo en el precio de compra, que TeliaSonera estimó demasiado bajo.
Las ofertas de los compradores incluían condiciones en virtud de las que se podría rebajar el precio de la adquisición si las autoridades regulatorias españolas o europeas obligasen a devolver frecuencias radioeléctricas al Estado o fijasen condiciones más favorables para los operadores móviles virtuales (OMV), como explicaba Expansión. La compañía sueca no estaba dispuesta a aceptar este tipo de cortapisas, que finalmente echaron por tierra cualquier posibilidad de acuerdo. TeliaSonera consideraba que dichas ofertas no respondían al potencial de desarrollo que tiene Yoigo.
La música vuelve a sonar ahora, pero parece que ha cambiado la letra. En el contexto en el que se producían aquellos escarceos, se afirmaba que el interés en la venta se debía a motivos estratégicos, no económicos, puesto que Yoigo era la filial con más crecimiento de clientes e ingresos del grupo. Sin embargo, TeliaSonera había decidido volcarse en su expansión en el mercado escandinavo, el báltico y los países de la antigua órbita soviética.
Ahora, la situación es distinta. Yoigo ha publicado unos resultados decepcionantes para el primer semestre del año. Pese a que aumentó su número de clientes (+5,4%), su facturación se redujo un 16,3%. Además, su beneficio bruto cayó un 58,6% respecto al obtenido en el mismo periodo del ejercicio anterior.
Estos datos podrían reflejar las inquietudes de Yoigo en cuanto a la competencia existente en nuestro mercado. El consumidor de telefonía español es muy infiel y no duda en cambiar de compañía si el nuevo operador le ofrece mejores tarifas o condiciones ventajosas para la sustitución de su terminal. Esto origina una intensa movilidad de clientes entre compañías. Sin embargo, en este ‘baile’ de clientes, Yoigo estaba resultando beneficiado.
Según los datos de la Comisión Nacional de los Mercados y de la Competencia (CNMC) para el mes de febrero de 2014, Yoigo es la única operadora con infraestuctura propia que ofrece un saldo positivo en la evolución de sus clientes. Es decir, que cada mes consigue captar más usuarios que los que pierde. Así, en los últimos doce meses sumó a su cartera más de 160.000 clientes. Y sólo registró saldo negativo en tres meses.
Por el contrario, Movistar perdió cerca de 1,2 millones de clientes y Vodafone redujo su cartera en más de 800.000 usuarios. Por su parte, Orange obtuvo un exiguo saldo positivo, ganando cerca de 85.000 clientes. No obstante, su evolución se ha invertido. De febrero a noviembre de 2013 registró un incremento continuado del número de líneas, pero en los últimos tres meses se ha instalado en una tendencia de reducción de clientes.
La capacidad de Yoigo para aumentar su clientela y el importante volumen de su cartera hacen que sea un bocado apetecible para el resto de actores del sector. No en vano, este operador tiene una cuota de mercado del 6,9%, merced a sus más de cuatro millones de clientes. Se trata de una masa crítica muy interesante para algunos de sus competidores.
Las compañías más interesadas en su compra podrían ser Vodafone y Orange. La adquisición de la filial de TeliaSonera tiene un jugoso premio: la consolidación como segundo operador del mercado y una aproximación definitiva a Movistar, líder destacado del mercado.
La marca de Telefónica domina en telefonía móvil, controlando una cuota del 33,6%, según los datos de la CNMC correspondientes a febrero de 2014. Por su parte, Vodafone dispone del 23,3% del mercado, mientras que Orange tiene una cuota del 22,8%. Es decir, que estas dos empresas se encuentran en una apretada pugna por el segundo cajón del podio.
La adquisición de Yoigo supondría un importante salto cuantitativo, alcanzando una cuota cercana al 30% para acercarse peligrosamente a Movistar. Además, si fueran capaces de mantener la tendencia creciente del número de clientes registrada por Yoigo, la amenaza a la empresa del antiguo monopolio sería muy real.
Otra posibilidad sería que Jazztel, una de las principales operadoras móviles virtuales (OMV) decidiera adquirir Yoigo, aunque la operación presenta algunas dificultades regulatorias difíciles de solventar. Esta integración daría lugar a un grupo con más de seis millones de clientes de telefonía móvil y otros tres millones de telefonía fija y banda ancha. Además, podría plantar cara a sus competidores con armas similares a las suyas, puesto que Movistar, Vodafone y Orange pueden aprovechar la convergencia de su oferta de telefonía fija y móvil para realizar venta cruzada y ofertas convergentes o de fusión de fijo, móvil e incluso TV.
También hay que tener en cuenta el modo en que esta operación podría afectar a la competencia en el sector. Si la compra es materializada por algunos de los operadores móviles, el mercado se vería reducido a tres ‘players’ con red propia, en torno a los que orbitaría un importante número de OMV. Y si es Jazztel quien se lleva el gato al agua, habría que ver cómo se resuelven los obstáculos del regulador o los compromisos adquiridos por Yoigo con Movistar para explotar su red de ADSL y fibra óptica, así como el uso de su red móvil allá donde no llega con cobertura propia.
En esta situación, es muy probable que intervenga el regulador español o europeo, con el fin de garantizar la competencia en el mercado. Por otra parte, habrá que ver cómo puede afectar este movimiento en la ‘guerra’ por el mercado de la telefonía móvil, donde los OMV ya tienen una cuota del 13,4%. En febrero de 2014, 6,7 millones de usuarios confiaban en este tipo de operadores, 1,7 millones de clientes más que en el mismo mes del año anterior, según los datos de la CNMC.
Si en telefonía móvil el reparto del mercado se encuentra más equilibrado, el caso de la banda ancha fija doméstica es muy diferente. Según los datos de la CNMC, Telefónica tenía en el pasado mes de febrero 5,7 millones de líneas, un 46,2% de todas las líneas operativas en nuestro país. Y en los últimos doce meses había logrado suscribir cerca de 100.000 nuevos clientes.
Sin embargo, el resto de operadores están consiguiendo arañar cuota de mercado. De hecho, Telefónica controlaba en febrero de 2013 el 48,2 del volumen total, con lo que ha perdido dos puntos porcentuales en apenas un año.
Las compañías están dando pasos para tratar de desafiar el reinado de Telefónica en el ámbito doméstico. Por ejemplo, Vodafone anunció la compra de Ono la pasada primavera. Y en el mercado suenan con fuerza rumores acerca de una hipotética compra de Jazztel por parte de Orange o una posible fusión.
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