Los “grandes datos” son un activo que encierra un enorme potencial.
Conocer comportamientos, calcular riesgos y beneficios, discernir amenazas, mejorar resultados y tomar decisiones prácticamente en tiempo real son algunas de las ventajas que el Big Data ofrece y cuya aplicación a la ciencia puede ayudar a resolver los misterios del universo.
En esta línea, los científicos están desarrollando un sistema para medir las señales que puedan detectarse de partes inexploradas del cosmos a partir del aprovechamiento de los datos de 500.000 antenas.
Se trata de uno de los proyectos científicos más ambiciosos de la historia, como recoge The Atlantic.
Con el respaldo de científicos de 10 países y múltiples empresas, se está construyendo el telescopio más grande y de mayor alcance hasta ahora gracias a la nueva era de la computación cognitiva.
Este enorme telescopio – compuesto por 3.000 parabólicas distribuidas a través de miles de kilómetros en el sur de África y el oeste de Australia – abordará las cuestiones más básicas sobre el Big Bang y la evolución del universo.
A través de este sistema los investigadores tratarán de reconocer ciertos patrones de los datos recopilados por los astrónomos y procesar automáticamente esta información.
La computación cognitiva tiene un gran papel que jugar en estos momentos. Permite crear máquinas que aprenden qué datos se deben almacenar y dónde, ya sea en discos duros, cintas magnéticas o memoria de próxima generación, de forma dinámica y rentable para gestionar el uso de los datos.
La gran mayoría recibe paquetes asociados a sus adquisiciones, sobre todo en sus domicilios.
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