¿Cuál es el impacto ambiental del trabajo híbrido?

El habitual desplazamiento de cinco días al centro de una ciudad para ir a la oficina es el modelo de trabajo con mayor huella de carbono.

El trabajo híbrido está ganando terreno en las empresas a nivel internacional tras el estallido de la pandemia de coronavirus. Esta modalidad no sólo tiene efectos en la vida personal de los trabajadores, que pueden conciliar mejor sus vidas profesional y personal, sino que también permite reducir las emisiones de carbono.

Un estudio compartido de IWG y Arup ha medido el impacto del trabajo híbrido basándose en las emisiones producidas por persona en función del transporte o el uso de calefacción, aire acondicionado, iluminación y electricidad en general.

De todos los lugares analizados, el mayor potencial de ahorro de carbono se registra en ciudades estadounidenses, por la prevalencia que ahora mismo tienen los desplazamientos en coche. En Atlanta, por ejemplo, la reducción de emisiones podría llegar al 90 %, en Los Ángeles, al 87 % y en Nueva York, al 82 %.

Más cerca de España, en Reino Unido, también se observan mejorías potenciales importantes: Glasgow (80 %), Manchester (70 %) y Londres (49 %). Esto se debe tanto a la reducción de los viajes como al hecho de que los empleados trabajen en lugares más cercanos a sus hogares.

El desplazamiento tradicional de cinco días al centro de una ciudad es el modelo de trabajo que mayor huella de carbono representa.

Así, en la capital inglesa, las emisiones de carbono se pueden reducir en un 49 % para trabajadores que dividan su tiempo entre la sede central de la ciudad y el lugar de trabajo local y en un 43 % en el caso de los que pasen tiempo en un lugar de trabajo local y también en su domicilio.

“Tenemos una oportunidad extraordinaria de reducir radicalmente el impacto medioambiental negativo de la humanidad, fomentando la adopción del trabajo híbrido”, valora Mark Dixon, CEO y fundador de IWG.

“El simple hecho de pasar menos tiempo en el centro de una ciudad o de desplazarse a la misma supone un descenso de las emisiones tanto de los edificios como de los vehículos”, destaca Dixon. “El mayor cambio que podemos hacer ahora es ofrecer a los profesionales la posibilidad de trabajar más cerca de donde necesitan estar, con un menor impacto en el medioambiente”.

“Y esto nos corresponde a todos”, señala Dixon. “Con la voluntad adecuada, el aporte positivo al medioambiente está en nuestra mano, ahora mismo”.

Los autores del estudio recomiendan, además de potenciar el trabajo a distancia, cambiar los vehículos a motor por la bicicleta y adecuar las instalaciones empresariales a normas medioambientales más estrictas.