La Comisión Europea anunció el pasado mes de febrero que va a iniciar una consulta sobre “la posible necesidad de que todas las partes que se beneficien de la transformación digital contribuyan de manera equitativa a las inversiones en infraestructuras de conectividad”.

De esta manera, la Unión Europea lanza un mensaje a las grandes empresas tecnológicas, como Alphabet (Google), Meta (Facebook), Google o Netflix: estudia la posibilidad de fijar un ‘peaje’ por el uso que hacen de las infraestructuras de red desplegada por los operadores de telecomunicaciones.

Hace apenas unos días, el comisario de Mercado Interior de la Comisión Europa, Thierry Breton, en su discurso en el Mobile World Congress (MWC), habló de este tema e hizo hincapié en que la Comisión Europea no quiere que su consulta se traduzca en un enfrentamiento entre operadores de telecomunicaciones y grandes tecnológicas, tal y como recogía Europa Press.

Sin embargo, la polémica está servida, puesto que ambas partes defienden posturas encontradas respecto a este asunto. De hecho, momentos antes de la intervención de Breton, José María Álvarez Pallete, presidente de Telefónica, y Christel Heydemann, consejera delegada de Orange, insistieron en la importancia de que las empresas tecnológicas contribuyan económicamente al mantenimiento de las redes.

Álvarez Pallete destacó que todos los actores de la economía digital han de contribuir para crear infraestructuras capaces de soportar el aumento de datos que se generará con la llegada de la Web3. Asimismo, subrayó que los operadores telefónicos han invertido 3,6 billones de euros en infraestructuras fijas en los últimos diez años. Asimismo, Heydemann puntualizó que el crecimiento del tráfico de datos cuesta a las operadoras 15.000 millones de euros.

Las ‘telecos’ reclaman una “contribución justa”…

La posición de las ‘telecos’ es muy clara y reclaman que las tecnológicas contribuyan de algún modo por el uso intensivo que hacen de sus infraestructuras.

Víctor Calvo-Sotelo, director general de la Asociación Española para la Digitalización (DigitalES), considera que dicho ‘peaje’ estaría justificado por varios motivos. “En primer lugar, porque proporcionarles el servicio de transporte del tráfico hasta el usuario final tiene un coste para las operadoras. Y dicho coste crece a un ritmo inasumible, amenazando gravemente las futuras inversiones en redes”, explica.

“En segundo lugar, porque las grandes plataformas se están lucrando precisamente de ese servicio al que no contribuyen, bien a través de ingresos directos o de ingresos de publicidad por la venta de los datos personales de los usuarios”, añade.

Remarca que “las grandes plataformas aplican esa misma lógica sobre sus propios modelos de negocio: si una empresa, un autónomo o un productor de contenidos hace negocio a través de un marketplace, retribuye algo por ello”. “En este sentido, una red de telecomunicaciones es también una plataforma, y es justo que quienes hacen uso de ella abonen una contraprestación justa”, aclara.

Finalmente, considera que “una suerte de contribución justa a las redes no sólo ayudaría a que Europa pudiera alcanzar los objetivos de su agenda digital, sino que también serviría a las grandes plataformas como incentivo para ser más eficientes en la transmisión de su tráfico y reducir su huella ambiental”.

David Sola, director de Regulación, Asuntos Exteriores y Fondos Europeos de Vodafone España, hace hincapié en que las ‘telecos’ no han dejado de invertir para mejorar su infraestructura y aumentar la capacidad, respondiendo así al incremento del tráfico generado por los servicios prestados por las ‘big tech’.

“Los operadores de red han invertido más de 500.000 millones de euros durante los últimos diez años en el desarrollo de sus redes de telecomunicaciones fijas y móviles en Europa. Al mismo tiempo que esto sucede y se evidencian necesidades de inversión, la mayor parte del crecimiento del tráfico de datos en la última década ha sido impulsada por un pequeño número de proveedores Over-The-Top (OTT), con poca o ninguna contribución económica al desarrollo de las redes nacionales de telecomunicaciones y que representan más del 55% de todo el tráfico de red”, precisa.

“Esta circunstancia, en un mercado altamente fragmentado y deflacionario, está socavando mucho la capacidad de los operadores de red para obtener un retorno viable, lo que pone en riesgo lograr los objetivos marcados por la propia UE en su Década Digital. Deloitte ha estimado que el Plan de recuperación de la UE y su financiación proporcionaría el 46% de la inversión necesaria para cerrar la brecha entre el nivel actual de provisión y los objetivos de la Década Digital. Para permitir alcanzar los objetivos de la UE para 2030, debemos reconocer y remediar que mientras los consumidores pagan por sus servicios de conectividad, actualmente no hay pago de los grandes OTT por los servicios de conectividad que utilizan, mientras que la inversión cae casi en exclusividad sobre las propias empresas de telecomunicaciones”, advierte.

De este modo, considera que “una contribución justa por parte de las grandes tecnológicas crearía una dinámica de mercado positiva, con un círculo virtuoso de mayor inversión en la red”. Y cree que dicha contribución “sería una cuestión clave para lograr los objetivos de la Década Digital de Europa”.

Además, puntualiza que los operadores únicamente reclaman la colaboración de las ‘big tech’. “Estamos proponiendo una solución que entendemos que es una respuesta proporcionada, ya que sólo se enfocaría en los mayores generadores de tráfico en nuestras redes, estando comprometidos con los principios fundamentales de la internet abierta sin cuestionarlos”, puntualiza.

“Hemos vivido en una posición muy desequilibrada durante años y la situación actual lo es cada vez más. Si no se toman medidas no ponemos solamente en riesgo la sostenibilidad del actual modelo, sino el modelo de crecimiento y los compromisos que nos hemos dado como europeos”, concluye.

Juan Montero Rodil, director de Políticas Públicas, Competencia y Asuntos Regulatorios de Telefónica, comparte una visión similar. “El tráfico de Internet en Europa lleva creciendo a ritmos del 30% anual desde 2012, mientras que los ingresos del sector telco disminuían a un ritmo superior al 1%. Los operadores hemos ido invirtiendo en incrementar la capacidad, cobertura y calidad de las redes, hasta 56.000 millones de euros sólo en 2021, para poder absorber el incremento de la demanda sin aumento en el nivel de ingresos. El desacoplo de inversiones e ingresos ha llevado a muchos operadores a tener una rentabilidad por debajo del coste de capital, poniendo en riesgo la continuidad de las inversiones en red y la consecución de los objetivos de conectividad 2030 de la Unión Europea”.

Además, insiste en en “la distribución del tráfico se concentra en un grupo muy reducido de plataformas digitales que generan más del 50% del tráfico de internet en nuestras redes”. “Estas plataformas tienen una capacidad demostrada de modular el volumen de tráfico con el que cargan las redes”, apunta. De hecho, recuerda que “en la pandemia, el Comisario Bretón pidió a Neflix y otras plataformas de vídeo que bajasen la calidad del mismo para evitar la congestión de las redes, por el aumento sin precedentes en el uso”.

Considera que “en la medida en que el tráfico de estos pocos agentes es el que genera la necesidad de inversión continua en redes, deberían de participar de manera justa y proporcional en la sostenibilidad las mismas”. Además, cree que “al asumir un coste por el transporte de tráfico, tendrían un incentivo para hacer gestión más eficiente de la generación de su tráfico y del uso de las redes, reduciendo así las necesidades de inversión y los costes asociados, entre ellos, el consumo de energía y, por tanto, el impacto climático”.

Así pues, defiende una propuesta fair share. “La adopción de fair share lleva a la práctica lo que se denomina un mercado de doble cara, base de la mayoría de modelos de negocio en internet: las dos caras del mercado, o tipos de usuarios, que hacen uso y se interrelacionan a través de la red, pagan por el uso de la misma, contribuyendo a su sostenibilidad. Éste es el caso del AppStore, donde desarrolladores de app y usuarios finales pagan a la app store, o de AirBnB (huéspedes y afitriones) medios (anunciantes y usuarios finales) y un largo etcétera”, declara.

…Y las tecnológicas se resisten

Sin embargo, las grandes empresas tecnológicas no comparten esta visión, por lo que estiman que la consulta que está promoviendo la Comisión Europea no tiene fundamento.

“Meta invierte decenas de miles de millo de dólares en nuestras aplicaciones y plataformas cada año para facilitar el alojamiento de contenido, creando un enorme valor en todo el ecosistema digital. Al no reconocer que el valor fluye en ambos sentidos entre las empresas de telecomunicaciones y las plataformas de alojamiento de contenido, esta consulta se basa en una premisa falsa”, responde Meta a las preguntas planteadas por Silicon.es.

Google nos remite a declaraciones oficiales que apuntan en la misma dirección. “Varios reguladores, desde el Organismo de Reguladores Europeos de Comunicaciones Electrónicas (ORECE o BEREC, por sus siglas en inglés) en la UE hasta Ofcom en el Reino Unido, han concluido que no hay evidencia de fallos del mercado o daño al consumidor que deba llevar a la introducción de las tarifas de red propuestas por las compañías de telecomunicaciones. Ambos emitieron informes separados en octubre de 2022 en este sentido”.

Además, la compañía argumenta que “son los consumidores quienes generan la demanda de contenido, no los proveedores de aplicaciones y contenido: no promovemos contenido a menos que alguien lo solicite”. Asimismo, remarca que los consumidores acceden a los contenidos, aplicaciones y servicios gracias a empresas online o plataformas digitales, pagando a sus proveedores de servicios de internet para acceder a los mismos. “Tanto BEREC como Ofcom apoyan esta visión de una relación de ‘solicitud-respuesta’”, anota.

Por otra parte, la empresa de Mountain View recuerda que “es un importante inversor en infraestructura”. “Llevamos el tráfico hasta el 99% del camino, acercándolo a los usuarios y haciéndolo más eficiente para que nuestros socios de telecomunicaciones lo entreguen a los usuarios. En 2021, invertimos más de 23 000 millones de euros, gran parte de los cuales fueron infraestructuras”.

Por ejemplo, detalla que Google han invertido alrededor de 12.000 millones de euros en la puesta en marcha de seis grandes centros de datos en Europa. Además, ha desplegado 20 cables submarinos a nivel mundial, 6 de ellos en Europa, así como puntos de red en 20 ubicaciones en Europa y 100 a nivel mundial para almacenar contenido digital dentro de las redes locales, “que ayudan a las empresas de telecomunicaciones con los picos de tráfico y aseguran que los videos y las búsqas se carguen rápidamente para los usuarios”, recalca la compañía.

Asimismo, apunta que los proveedores de aplicaciones y contenido han invertido 883.000 millones de dólares a nivel mundial en infraestructura digital en la última década, según un estudio realizado por Analysys Mason, “Esto se suma a las cantidades aún mayores invertidas por los proveedores de contenido en el software, los servicios y el contenido, que es la razón por la que los usuarios se conectan”, agrega la empresa.

Por otra parte, incide en su estrecha relación de colaboración con las ‘telecos’. Por ejemplo, destaca las asociaciones de Google Cloud con empresas de telecomunicaciones como Deutsche Telekom, Telefónica o Vodafone, así como la colaboración con Orange para desarrollar un laboratorio de innovación conjunto dedicado a explorar el potencial del edge computing basado en 5G. “En el futuro, tales asociaciones serán fundamentales para ofrecer la próxima ola de aplicaciones conectadas, que incluyen realidad virtual y aumentada, administración y análisis de dispositivos conectados y nuevos servicios basados ​​en la nube”, indica la empresa.

Greg Peters, coCEO de Netflix, también habló en su discurso en el MWC sobre la amenaza de que la creciente demanda de contenido de los consumidores “lleve a un crecimiento insostenible del tráfico”. “Estas preocupaciones no son nuevas. Recuerdo haber tenido conversaciones similares con nuestros socios y reguladores aquí, en Europa, hace diez años. Sin embargo, la última década ha demostrado, y los líderes de telecomunicaciones también lo han reafirmado, que el uso creciente de internet es una gran oportunidad, lo que refleja la creciente demanda de los servicios que todos brindamos”, declaraba.

Además, en una tribuna publicada en Financial Times afirma que “el uso de la web no es impulsado por las empresas, sino que el tráfico es generado por los usuarios, que pagan por paquetes de banda ancha más caros porque necesitan un acceso rápido y de alta calidad a buenas películas, TV, juegos y más”. Así pues, considera que “el ocio genera la demanda que los proveedores de servicios web (ISP) desean desarrollar”.

Al hilo de ello, en el MWC recalcó que “los clientes de banda ancha, que impulsan este mayor uso, ya pagan por el desarrollo de la red a través de sus cuotas de suscripción”.  De este modo, considera que “exigir a las empresas de entretenimiento que paguen significaría que los ISP cobrasen dos veces por la misma infraestructura”.

Y aún va más allá. “Vale la pena señalar que nuestros márgenes operativos son significativamente más bajos que los de British Telecom o Deutsche Telekom. Así que podríamos argumentar fácilmente que los operadores de red deberían compensar a las empresas de entretenimiento por el coste de nuestro contenido, exactamente como sucedió con el antiguo modelo de televisión de pago”.

Por otro lado, se detuvo en la estrecha relación de Netflix con las ‘telecos’. “Somos socios comerciales de más de 160 empresas de telecomunicaciones e ISP en todo el mundo, muchos de las cuales incluyen Netflix directamente en sus ofertas para el consumidor. A los consumidores les encantan estas ofertas conjuntas, lo que demuestra el valor que podemos crear a través de la colaboración. Y hemos gastado más de 1.000 millones de dólares en Open Connect, nuestra propia red de entrega de contenido que ofrecemos de forma gratuita a los ISP. Esto incluye 18.000 servidores con contenido de Netflix distribuidos en 6.000 ubicaciones y 175 países”, pormenorizaba.

El debate ya está sobre la mesa de la Comisión Europea. En la siguiente entrega de este reportaje abordaremos cómo se podría poner en marcha este posible ‘peaje’, cómo se conjugaría con el principio de neutralidad de la red y cómo podría afectar al usuario final.

Continúa leyendo la segunda parte de este reportaje: ¿Deben pagar un ‘peaje’ las big tech por usar la red? (II).

David Ramos

Soy periodista freelance especializado en información económica, gestión empresarial y tecnología. Yo no elegí esta especialidad. Fue ella la que me escogió a mí.

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